Yo solo quería ser cocinero: De la pasión a la vocación

Empecé mi carrera pensando que me gustaba cocinar, y que esa era mi verdadera y única esencia, y así fue. He disfrutado de esta profesión desde el primer día que tuve la oportunidad de pararme detrás de un fogón. La cocina también trajo con el transcurrir de los años a varias personas que terminaron influyendo en mi vida y me quitaron la gran venda que me tapaba los ojos. Con la venda puesta, trabajé y cociné con relativa banalidad. Hasta que logré ver el trasfondo: ser cocinero era mucho más que llenar el ego con el aplauso de pocos y aparecer en las páginas de contados diarios. Allí pasé de la pasión a la vocación.

Yo solo quería ser cocinero, y me di cuenta de que hoy en día nos enfrentamos a un problema mayúsculo, que genera cada una de las actividades que hacemos: el impacto ambiental. Así mismo, las enfermedades y el calentamiento global van ganando terreno; y todo esto, sumado a la falta de empatía, ha configurado un mundo lleno de desigualdades e injusticias; pero creo que detrás de los que trabajamos para alimentar a otros, podemos encontrar la solución a gran parte del problema, pues la evolución de la humanidad siempre ha ido de la mano de la alimentación.

Yo solo quería ser cocinero. Y dentro del ejercicio de mi profesión y la búsqueda de mejores ingredientes para servir en la mesa, empecé a conocer muchas realidades. Por un lado, me di cuenta de que Ecuador es un país capaz de producir los mejores productos del mundo, y, por otro lado, también conocí productores que luchan por sobrevivir y evitarle a sus hijos este mismo desenlace.

Yo solo quería ser cocinero, y al llegar a Tagualó entendí por qué cada día van desapareciendo los huertos y los cultivos, pues encontré que hay un desprestigio hacia el oficio del agricultor, que transita de las viejas a las nuevas generaciones. Con todo esto en mente, decido instalar un restaurante experimental en nuestra finca familiar y vuelvo a cultivar productos que estaban por desaparecer. En esos productos endémicos se sostiene mi experiencia gastronómica, y con ellos logro demostrar el valor de nuestra tierra y lo que crece en ella: nuestro alimento.

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