Cocinar con los pies en la tierra

ACERCA DE JUAN ALULEMA

Soy un cocinero ecuatoriano, nacido en Ambato. Crecí en medio de dos familias agricultoras, provenientes de Baños y Píllaro, y desde siempre sentí admiración y fascinación por el trabajo de la tierra, herencia que recibí de mi padre y mis abuelos. La pasión por la gastronomía surgió precisamente en la cocina de mi madre, siendo el menor de mis hermanos tuve la fortuna de ser su asistente en las reuniones familiares preparando platillos ecuatorianos. Era algo que disfrutaba hacer. A los 22 años abandoné mis estudios de ingeniería y en 2009 inicié mi carrera como cocinero, para este momento la gastronomía ecuatoriana no tenía un lugar destacado y mi padre consideraba una derrota mi cambio de rumbo.

Mientras trabajaba y estudiaba aceptaba pasantías no remuneradas con la posibilidad de aprender.  En 2010 de la mano de Alain Ducasse conocí las bases de la Alta cocina, con lo cual me tracé dos nuevos objetivos apreciar los productos locales y trabajar con cocineros que le apostaran a introducir este concepto en la cocina ecuatoriana.  

A finales de 2012 acepté una nueva pasantía y decidí trasladarme a la costa, allí descubrí el mercado de peces y como buen habitante de la sierra era presa fácil para los embaucadores. Motivado por aprender, día tras día visitaba el mercado y con ayuda de los pescadores conocí cada especie que pescaban, las diferentes técnicas de pesca y sus arduas jornadas de trabajo. A finales de 2013 documenté mi investigación como trabajo de grado, junto a una guía culinaria con especies alternativas.  A la fecha, este conocimiento constituye la columna vertebral de mis proyectos gastronómicos.

En 2014 acepté una oferta laboral muy retadora, en las islas Galápagos, junto a mi mejor amigo, recién graduados, nos propusimos aplicar los conocimientos adquiridos y mejorar la calidad del servicio. Identificamos una debilidad, los productos que provenían del interior del país llegaban en mal estado así que hicimos nuestro propio huerto. Los vegetales frescos y la calidad de los pescados y mariscos eran la fórmula perfecta para dar un buen servicio. Los comentarios de los clientes no se hicieron esperar, a menudo eran extranjeros que frecuentaban restaurantes con estrella Michelin y que comparaban nuestro trabajo con esas experiencias.

Para este momento la alta cocina estaba integrada a mi día a día y a mi trabajo. En 2015 abandoné Galápagos con el fin de estudiar en Europa. En medio de la despedida visitamos la casa de los abuelos en Píllaro, Tágualo descubrí con gran tristeza el grado de abandono en el que se encontraban los cultivos de la zona. Esa misma noche y sin poder dormir hice un plan de negocio que al día siguiente propuse a mi familia. El primer restaurante Farm To Table de la región.

Nuevamente me vi retado, los menús en un inicio no fueron bien recibidos por los clientes habituales, los jóvenes de la zona necesitaban formación para que pudieran trabajar en la cocina y servicio al cliente.  La región tenía conectividad limitada, y los cierres de las carreteras eran sin previo aviso, los pocos clientes que emprendían la aventura de visitarnos se perdían. Los productos que antes eran habituales ahora escaseaban. Tuve que empreender un plan de recuperación de huertos y de capacitación a personas de la localidad para que pudieran trabajar con nosotros, y así me di cuenta de mi verdadero propósito como cocinero y como ser humano, ser parte de un ecosistema de sostenibilidad, un ecosistema de cambio.

Hoy 9 años más tarde Tagualó se ha convertido en una realidad, los clientes viajan de todos los rincones a probar mi propuesta, tenemos nuestro propio huerto y por si fuera pocos huertos aliados. El cambio se siente en la región. Tenemos un grupo de jóvenes de la comunidad que ya han apostado por la gastronómia como una manera de vida. Hoy ya no trabajo solo para nuestro proyecto familiar sino para el desarrollo de toda la comunidad y de este país que amo tanto.